martes, 6 de septiembre de 2011

¡Censurado!

Si usted algo me conoce, asumo que esperó que alguien con mis antecedentes se manifestara de manera crítica respecto de lo sucedido en Juan Fernández el fin de semana recién pasado.
Por favor no me mal entienda: Creo que lo sucedido fue horrible y nadie en este mundo debe morir de esa manera.
Las causas del accidente no son importantes en este momento, sin embargo la manera en la que la televisión influyó en las personas para, a mi parecer, lograr una sensación de "tragedia nacional" raya en el morbo.
Ante eso mis comentarios no dejaron de fluir como manera de reproche/alivio versus lo que en una especie de cadena nacional, aparecía en las pantallas.
La desfachatez de algunos "rostros" rozó en la patudez (a ti te lo digo Doggenweiller - de negro la patúa...) o derechamente en el morbo (Chilevisión mostrando las bolsas con los cuerpos encontrados).

Si en febrero del 2010 los periodistas nos llenaron de palabras/frases clichés tales como "casco urbano" o "dantesco", ahora esos mismos clichés mutaron en post del rating en "tragedia nacional", "héroes" y "conmoción".

Ante eso el común de las personas, ¿cómo reacciona?
Simple: haciéndole caso a lo que le dicen en la tele.

Por lo tanto la señora que entretenía sus mañanas con los chistes de Camiroaga, sufrió mucho más gracias a la TV abierta y partió en religiosa peregrinación a las puertas del "canal de todos" para demostrar su cariño ante "tan entrañable pérdida".
La gota que rebalsó mi vaso fue la foto del estacionamiento de Camiroaga convertido en animita e inmortalizado en una fotografía tuiteada por Mauricio Bustamante.

Insisto: No quiero que se piense que soy indolente ante la muerte de estas personas, pero la manera en la que TVN monopolizó un duelo de 21 familias me parece completamente fuera de foco.

Sin embargo, mi capacidad para estar en desacuerdo con el "duelo nacional" atrajo miradas inquisidoras y comentarios verborreicos de muchos conocidos tratándome de alejar del lado oscuro de la fuerza.
Un par de féminas, si hubiesen tenido rayos destructores en la mirada, habrían terminado con mi humanidad por sólo haber pedido que no me hablaran más del tema.

Todos mis amigos y afines debieron autocensurarse para no causar revuelo. Con ellos sólo me comuniqué de manera casi en clave para no morir en la horca o decapitados.

Inquisición popular apoyada por la televisión abierta operada por personas influenciables.

No espero que esté de acuerdo, por lo tanto no me pida que acuerde con usted.


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